martes, 15 de febrero de 2011

invierno • 5




Como dije en la entrada anterior no pude haber hecho mejor cosa que volver a casa pero la vuelta siempre es dura. Llega el domingo, son las 6 y me preparo para ir a la estación, el sol ya no toca mi mesa, el tiempo refresca y no tengo ánimos suficientes para despedirme. Enfrento tres horas y media de tren en la oscuridad abatida por un lunes lánguido que madruga a las ocho para empezar la intensa rutina de la semana. 
Una de las razones por las que me gusta tener clases por la tarde es que podía despertarme con luz del día, me encanta abrir los ojos y ver como el sol intenta hacerse hueco y le da al blanco de la habitación una tonalidad única. La funda nórdica brilla haciendo que me sienta un oso polar que intenta desperezarse mientras escucha Beirut como despertador. Ahora que tengo compromisos por la mañana me levanto cuando aún está oscuro, hace frío y el blanco de las paredes es gris. 
La semana ha empezado desanimada, y lo sigue siendo. Siete semanas de trabajo continuo van pudiendo conmigo poco a poco, me desaniman, me cansan y no encuentro la manera de transmitir mi creatividad de manera que me agrade ni tampoco de decir todo lo que siento.
Siento que quiero explotar, que algo me haga estremecer, de enfadarme y gritar sin saber el porqué ni a quien. 


Lulu Santos – Como Uma Onda - Zen-Surfismo

4 comentarios:

  1. pues estremécete, enfádate y grita!!!!! Yo me levanto todos los días antes que salga el sol y lo que me gusta de eso es que lo veo salir en el bus de camino a clase, es precioso mirar el horixonta, allí al final, montañas, carreteras, y al final, el mar y en el infinito, el sol!

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  2. preciosas fotos, sobretodo la segunda! Te mando muchos animos para acabar la semana mejor que la empezaste....Take it easy!

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  3. Realmente las fotos que pones dan sensación de invierno..Ese árbol debia ser gigantesco!

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